El apego infantil es el vínculo que establecen los niños con sus cuidadores, en primer lugar, con los padres y, después, puede extenderse a otros cuidadores de segundo grado tales como familiares o docentes. Este vínculo ayuda al infante a relacionarse con el entorno, explorar, comprender y regular sus emociones y validar sus conductas, entre otras cosas.
Que el vínculo se establezca de forma segura es de suma importancia para que el niño o niña aprenda a regular sus conductas, emociones, aprenda a enfrentarse a nuevos retos, a tolerar la frustración y a establecer relaciones con interpersonales.
Que el niño y/o la niña se sienta seguro o segura al explorar el ambiente y cuente con el apoyo de los cuidadores en los momentos de mayor incertidumbre es lo que facilita que el vínculo sea seguro; si esto no es así, estaríamos frente a un apego inseguro que dificulta el correcto desarrollo y puede tener serias implicaciones en el desarrollo emocional y de la personalidad.
Principales claves para desarrollar el apego seguro
Existen algunas claves que pueden ayudar a fomentar el apego seguro en el niño y/o niña desde que nacen y a medida que crecen. Para desarrollar un apego seguro es importante que los padres, madres y cuidadores se impliquen mucho en el niño/a, en dar respuesta a sus necesidades, adecuar su respuesta a sus conocimientos, jugar con ellos, ayudarles a comprender el entorno y comportamientos más adecuados a nivel social (siempre con explicaciones que puedan entender y evitando respuestas tales como “porque yo lo digo” o “porque sí”) y dar confianza y autonomía al niño/a guiando su exploración (supervisando desde la distancia) y celebrando los logros del niño/a.