Frustración, ira, tristeza, preocupación, culpabilidad… emociones que se apoderan de nuestro estomago y que nos hacen acudir a la nevera perdiendo el control.

Cuántas veces te has sentido tan tenso o tan preocupado, que lo único que te da satisfacción es comer?  En algunas ocasiones más de uno se ha refugiado en la comida, pero cuando esto se convierte en un hábito, se vuelve imparable, y es cuando se comienza a depender totalmente de la comida para satisfacer nuestras necesidades emocionales.

Existen varias formas de “comer por ansiedad” que van desde el atracón propio de un trastorno alimentario, hasta el uso antidepresivo del chocolate pasando por el picoteo de quien viendo la TV se come, casi sin darse cuenta, una bolsa de patatas.

Las emociones posteriores a estos episodios suelen ser negativas, frustración, enfado con uno mismo, culpabilidad, estrés, ansiedad…

Si a ti te pasa esto frecuentemente, y quieres cambiar ese hábito compulsivo, tenemos profesionales que pueden ayudarte.

 

Cita previa 981 56 49 40