¿Qué nos hace sospechar que tenemos un/a hijo/a o un/a alumno/a con este perfil?
Las altas capacidades no son un mero número para etiquetar un cociente intelectual superior a la media. De hecho, las etiquetas son para la ropa, no para los niños y niñas.
Estos pueden ser algunos de los indicadores:
- Vocabulario avanzado para su edad.
- Diferentes intereses.
- Muchas y diferentes formas de resolver problemas.
- Gran curiosidad.
- Perfeccionismo.
- Autocrítica.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Transferencia de aprendizajes.
- No paran de pensar, a veces te dicen: “ojalá tuviera un interruptor”.
- Intensidad emocional, hipersensibilidad.
Altas capacidades y emociones
Las necesidades emocionales de los niños y niñas con altas capacidades surgen de su mayor conciencia cognitiva que en ocasiones puede llevarles a una mayor sensibilidad e intensidad en sus emociones.
El psicólogo francés Jean Charles Terrasier utilizó el término “disincronía” para explicar algunas de las incoherencias que sorprenden en muchas ocasiones a familias y profesorado pensando que los niños y niñas con altas capacidades deben ser equilibrados en todas las áreas. Se refiere al desarrollo desigual entre desarrollo cognitivo o emocional y su desarrollo psicomotriz, verbal o afectivo.
Dado que el control emocional contribuye a aumentar el repertorio de destrezas y capacidades útiles, resulta de especial importancia trabajar desde diferentes planos, el manejo en su vida diaria y la incorporación de elementos que les permitan interactuar con los demás de manera más equilibrada.
Uno de los rasgos que con más frecuencia escuchamos en la entrevista a las familias es la baja tolerancia a la frustración y la insatisfacción de su hijo o hija consigo mismo/a.
La baja tolerancia a la frustración conlleva falta de motivación hacia las tareas y una tendencia a procastinar los estudios y las obligaciones.
También afecta a las relaciones sociales ya que se vuelven no solo intolerantes hacia sus errores, sino también hacia los de los demás.
Ayuda psicológica a niños con altas capacidades
Los niños, niñas y adolescentes acuden a consulta cuando ya han somatizado, cuando desde el centro escolar consideran que “algo pasa” y se confunde con sospecha de trastorno por déficit de atención o a propuesta del colegio por mal comportamiento.
¿No serán consecuencias por no haber sido atendidos/as correctamente? Muchos de estos alumnos no quieran ir al colegio porque se aburren.
El no reconocimiento de sus capacidades puede ser fuente de sufrimiento para ellos y sus familias, desembocar en trastornos emocionales, conductas disruptivas, desmotivación, e incluso, inhibición cognitiva y pérdida de gusto por el esfuerzo.